¿Cómo podemos fomentar una cultura de innovación en una comunidad?
Se necesita algo más que buenas ideas: se trata de crear el entorno adecuado para que esas ideas puedan arraigar, crecer y convertirse en acciones colectivas significativas. Para que la innovación sea duradera, debe estar conectada con el lugar, el conocimiento de la población local y la vida que llevan. Debe llegar a las personas a nivel emocional, porque sin un sentido de pertenencia no se produce un cambio verdadero.
La gestión participativa desempeña un papel fundamental como vimos en el módulo 2. Como señala Tenório (1998), significa involucrar a todos, desde la planificación hasta la evaluación, fomentando la responsabilidad compartida y la apertura. Elinor Ostrom (2012) también nos recuerda el valor de la gestión colaborativa y el cuidado colectivo de los recursos compartidos. En este contexto, la creación de un Departamento de Innovación ayuda a dar estructura y apoyo a largo plazo a estos esfuerzos.
Formas prácticas de fomentar una cultura de innovación
Escucha y gestión participativa:
- Crear un departamento de innovación.
- Crear espacios abiertos para el diálogo y la escucha (por ejemplo, círculos de conversación, cafés culturales).
- Utilizar prácticas participativas en cada paso del proceso.
- Involucrar a diferentes grupos de edad y comunidades desde el principio.
Creatividad y métodos colaborativos:
- Considerar la creatividad como un viaje compartido que acoge los errores y el aprendizaje conjunto.
- Apoyar la cocreación mediante talleres, pruebas y actividades prácticas.
- Aplicar herramientas como el pensamiento de diseño, los mapas de empatía y las experiencias sensoriales.
Tecnología y sostenibilidad:
Utilizar herramientas digitales sencillas (Padlet, Miro, Trello) para documentar y realizar un seguimiento del progreso.
Mapear el conocimiento y los recursos locales con métodos visuales y emocionales.
Celebrar lo que se ha logrado y aprendido juntos.
Utilizar círculos de retroalimentación, registros de experiencias y diarios para reflexionar y mejorar.
Crear una cultura de innovación requiere una planificación cuidadosa y el respaldo institucional. Pero, en esencia, se trata de un proceso compartido de imaginar, pertenecer y dar forma a futuros posibles. Estos esfuerzos también ayudan a proteger el patrimonio cultural inmaterial al honrar el conocimiento vivo y la creatividad colectiva.