Más que la tecnología o las estructuras físicas, el verdadero poder de una idea reside en la fuerza de las relaciones que la sustentan. La innovación crece en lugares —ya sean presenciales u online— donde las personas se sienten escuchadas, incluidas y motivadas para crear juntas. Estos lugares pueden ser escuelas, museos, grupos comunitarios, plazas públicas o redes digitales. Si eres una persona que participa activamente en tu comunidad, sabrás que estas prácticas y espacios de encuentro son una parte habitual de la vida cotidiana.
Los laboratorios de innovación, los espacios interactivos o las plataformas en línea pueden convertirse en centros de escucha activa, co-creación y conversación abierta. Para dar a estos espacios más estructura e impacto a largo plazo, pueden constituirse formalmente un Departamento de Innovación, con una estructura clara, un equipo, un presupuesto, unos objetivos y un coordinador responsable de guiar y dinamizar el proceso.
Este departamento debe ser un entorno seguro, inclusivo y transparente, que también acoja a personas ajenas a la institución. Su función es conectar diferentes iniciativas y sectores, apoyar las ideas compartidas y fomentar una cultura de innovación basada en la escucha y el liderazgo compartido.
Como señala Henry Chesbrough (2003), las buenas ideas pueden surgir de cualquier parte, siempre que el entorno sea abierto, colaborativo e inclusivo. Crear un espacio para la innovación significa asegurarse de que todas las voces sean importantes: se trata de una elección política, un esfuerzo creativo y algo profundamente ligado al lugar donde se produce.
Organizar un espacio innovador en la comunidad
Un Departamento de Innovación ayuda a convertir una institución en un espacio más creativo, colaborativo y receptivo, verdaderamente conectado con las necesidades de las personas a las que sirve. Esto puede aplicarse a museos, asociaciones, grupos comunitarios, redes o cualquier iniciativa colectiva. Fomenta la participación, organiza ideas y apoya soluciones compartidas a retos tanto internos como externos.
Además de gestionar las propuestas de forma transparente, el departamento lidera iniciativas de formación continua y establece vínculos más sólidos con la comunidad, asegurándose de que sus acciones reflejen la misión social de la institución. En resumen, propone, apoya, lleva a cabo y evalúa ideas innovadoras que tienen un impacto real, basadas en la realidad local y las experiencias de las personas.
Cómo ponerlo en marcha:
- Definir el propósito: pensar en los principales retos de la comunidad. El Departamento de Innovación debe ayudar a mejorar los procesos, valorar las ideas, escuchar a las personas y fomentar un cambio significativo.
- Hacerlo oficial: crear el departamento de manera formal, con un nombre, una misión clara y un espacio designado (físico o digital). Es importante asignar a alguien para coordinar, movilizar y dar seguimiento a las acciones.
- Asegurar el apoyo y la estructura: reservar un presupuesto, si es posible, formar un equipo de apoyo y asegurarse de que el departamento sea reconocido y esté conectado con todos.
- Utiliza plataformas colaborativas: herramientas como ClickUp, Miro y Trello pueden ayudar a recopilar ideas, gestionar proyectos y mantener la transparencia del proceso.
- Invita a una amplia participación: abre vías para que todos puedan participar, incluyendo el personal, los miembros de la comunidad, los socios, los visitantes del museo y las instituciones públicas o privadas interesadas en proyectos culturales. Esto fomenta una cultura de escucha e innovación abierta.
- Realice un seguimiento del progreso y celebre los objetivos alcanzados: mantenga un registro de lo aprendido, evalúe los resultados y reconozca los esfuerzos de todos. Desarrolle y lleve a cabo un plan estratégico basado en estas experiencias.